
He estado leyendo Frankenstein por estos días. Llegué a ese libro por dos razones, una porque leí en algún lado que no era una historia de terror sino que expone algunas angustias existenciales del ser humano; y la otra es que quiero leer más libros escritos por mujeres, y el caso de Mary Shelley me pareció interesante.
La autora de Frankenstein frecuentaba cierto círculo de intelectuales, estamos hablando de 1816, y en alguna reunión en la casa de Lord Byron se retaron a escribir la historia más espeluznante posible. Pues bien, esta niñita de 20 años escribió semejante libro que afortunadamente estoy leyendo 201 años después de aquel reto entre eruditos.
Independiente de las reflexiones interesantes que he encontrado en el libro, también me ha llamado la atención que la imagen que tenemos tan posicionada en nuestras mentes sobre el físico del monstruo, no se evidencia en el libro. Voy en la mitad del libro y no sé si más adelante mencionen la cabeza rectangular, los tacos en el cuello y demás características tan particulares que al parecer son producto del cine y no de la literatura.
Así que las cosas no necesariamente son como nos las muestran, pueden ser diferentes, ni siquiera mejores o peores. Y todo esto, solamente para decir que he creado mis propios Frankenstein. Le he dado nueva vida, ni mejor ni peor, sino diferente a viejos álbumes, uno de ellos Nevermind.
He estado experimentando con modificar el orden de las canciones que traen discos que he escuchado un millón de veces. Hay casos en los que incluso elimino canciones o edito la extensión de ellas. Sí ya se, son sacrilegios, pero me ha gustado hacerlos, y no sé si es producto de mi imaginación, pero la experiencia de escuchar los discos puede ser muy diferente. Diría que incluso les cambia la personalidad. En este post voy a incluir los cambios que le hice a Nevermind de Nirvana.
Si Kurt Cobain renegó de algo que le trajo Nevermind fue de la fama. Y si hay algo sincero en los sentimientos del vocalista eso fue la rabia y la depresión. Así que ese fue mi enfoque al reorganizar las canciones del álbum.
Lo primero que hice fue eliminar la única canción que no me gusta: On a Plain. Después quise poner las canciones más rabiosas al comienzo, y las más deprimentes al final. Además, me aseguré que su más grande éxito radial estuviera lo más alejado del comienzo del disco, respetando las dos premisas anteriores. Eso en lo musical. Los otros dos cambios que introduje fueron: 1). El nombre: dejó de llamarse Nevermind y le puse la primera frase del álbum en la nueva versión: “Monkey see, monkey do”, que hace referencia a los borregos que simplemente repiten lo que los otros hacen o dicen sin ningún tipo de análisis previo. 2). La portada: dejé como imagen al mico que aparece en el reverso de la portada del álbum, que en el álbum original hace referencia a la canción Monkey gone to heaven de los Pixies, en este caso para que coordine con el nuevo nombre del disco.
El resultado fue el siguiente:
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